Nos recogen en el hotel rumbo al Fuerte Inca y población de Samaipata. Nos espera un viaje de cerca de tres horas y 125 kilometros. Esto nos va dando una idea del estado de las carreteras.
El guía de Samaipata se llama Rolando y el conductor de microbús, Silver. Son los que nos recogen en el hotel. Muy majos y muy profesionales.Vamos por antigua carretera de Santa Cruz a Cochabamba, que en tramos, parece más una pista, buena parte sin asfaltar. Mucho tráfico de camiones grandes y algunas motocicletas que circulan sin mucho miramiento. Las pequeñas poblaciones por las que pasamos se ven con bastante actividad comercial al paso de la carretera. Pequeños bares, talleres y comercios. En los lugares con semáforos se acercan mujeres a ofrecer fruta, sobre todo mandarinas.
Antes de llegar hicimos dos paradas, una para ver las impresionantes montañas y las formaciones geológicas.
En la segunda parada, en la que aprovechamos para hacer pis, vimos un par de cosas interesantes, una exhuberante y preciosa flor alucinógena, que según Rolando, nos podía llevar de viaje a Machu Pichi en segundos. No nos atrevimos ninguno a olerla. Abajo la foto. Si la encontráis y queréis ir de turismo gratis, adelante.
Al lado mismo de la carretera unos lugareños estaban entretenidos despiezando una vaca. Parece que había muerto atropellada por un vehículo, y allí mismo se pusieron manos a la obra. La vaca estaba preñada. Se puede ver la bolsa con el feto.
De vuelta al coche y ya circulando nos llamó la atención un arbol, llamado tajibo, de fuertes colores rosas muy llamativo. La segunda parada la hicimos al lado de la finca de los Boa, familia rica maderera. En esta zona hay numerosas fincas y casas de campo de gente adinerada. La foto de grupo con los andes al fondo.
Desde este punto se observa el llamado "codo de los andes". Es la zona de inflexión o cambio de dirección de la cordillera.
Rolando nos enseño una planta, la Caequeja, útil para tratar la diabetes. y otras para otras dolencias, por ejemplo una llamada lengua de suegra de hoja larga y de tacto muy áspero. Por lo visto hay elementos de la cultura popular que son universales, pobres suegras.
Llegamos al “Fuerte de Samaipata”, el vestigio más grande de las culturas preincaicas y centro ceremonial, ritual y lugar de encuentro entre culturas milenarias andinas y amazónicas. Declarado por la Unesco como un Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. Hay un pequeño centro de interpretación al inicio del recorrido que te ayuda a saber que es lo que vas a ver después. Con un maqueta de la gran roca ceremonial. Rolando da la impresión de ser un erudito en el tema.
Dimos vuelta a la gran roca observando las diferentes zonas, las gradas, las tallas en la roca. Se trata de un circuito circular, con miradores, bastante cómodo pero con escaleras. Se disfrutan además unas vistas preciosas de los alrededores.
Es la piedra esculpida más grande del mundo. Es una roca de composición arenisca y monolítica con una dimensión aproximada de 220 metros de largo y 60 metros de ancho, en cuya superficie fueron esculpidas varias imágenes de animales como serpientes, pumas, jaguares, entrelazados con formas geométricas, hornacinas, canales, recipientes, todos llenos de significados mágicos y religiosos. Es una de las obras ceremoniales precolombinas más colosales de Latinoamericana.
Los conquistadores españoles también construyeron un asentamiento cerca del templo, dejando restos de lo que parece que eran dependencias administrativas.
Su ubicación le permitía cumplir una función astronómica y de comunicación con los dioses.
A los largo de todo el recorrido asoman restos del complejo aún por excavar y estudiar. La roca es relativamente blanda, erosionable, y padece algún tipo de enfermedad que están estudiando desde una universidad alemana. Da la impresión de tratarse de un lugar de riqueza arqueológica incalculable. El trabajo realizado se financió en parte con fondos de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. A la propia Bolivia parece que le faltan recursos para potenciar esta maravilla.
Partimos a la población de Samaipata, casí a las tres de la tarde, un horario aquí muy poco habitual, para comer.
Partimos a la población de Samaipata, casí a las tres de la tarde, un horario aquí muy poco habitual, para comer.
Pero comimos. Buffet de ensaladas y carne a las brasa. Muy rico. Nuestra primera comida en Bolivia. El sitio se llama Chancho Regno.
Samaipata es una ciudad pequeña. Por su ambiente tranquilo y amable, es un lugar típico de descanso para los santacruceños. En Samaipata estuvo la guerrilla del Che Guevara poco antes de su captura, y aunque no se trata de un punto clave en aquellos acontecimientos, el lugar forma parte del circuito llamado “La Ruta del Che”.
Después de comer salimos a un sitio llamado Cuevas, perteneciente a la cuenca del Río Piraí. para ver las cascadas que en esta zona crea el río. Una pequeña y muy agradable caminata. Como estamos en invierno, las cuencas de los ríos llevan poca agua. En época de lluvias las cascadas deben de ser impresionantes. Pero también el camino será bastante más complicado. La vegetación exuberante.
Camino de vuelta a Santa Cruz. Entre los vuelos, el jetlag y el día tan intenso el cansancio va haciendo mella. En la carretera, por delante, nos topamos con un camión mediano, con el conductor claramente ebrio. Dando bandazos de un lado a otro de la carretera. El conductor consigue por fin adelantarlo. Al sobrepasarlo se ve claramente en su cara la marca del alcohol. Con su estado, el estado de la carretera y ya casí de noche....
La primera cerveza colombiana era la Huari
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