Tomamos la pastilla de Sorojchi Pills reglamentaria en el desayuno. Mi dolor de cabeza va desapareciendo paulatinamente. Al rato estoy bien. Lo único la mala noche pasada. Se nota la altura, además, al hacer algún esfuerzo, como subir una cuesta o incluso un par de escalones se nota falta de fuerza y de oxígeno. Vamos al encuentro del microbús enfrente de Nuestra Señora de la Merced. Es una iglesia del siglo XVI, presenta en la fachada principal tres portadas de distintos estilos arquitectónicos, muy curiosa.
Con el guía Jonny y el médico, Gonzalo, visitamos el mercado minero. durante el corto trayecto ya nos va desgranado algunos temas clave de esta ciudad. La historia es fascinante. Esto lo estudiábamos en el colegio supongo, pero creo que nunca le preste demasiada atención, ahora lo lamento. El padre de Jonny fue minero en Cerro Rico y él mismo trabajó unos años en la mina ayudando a su padre. sabe bien de lo que habla.
Debajo del majestoso cerro multi colorido con el nombre de Cerro Rico, esta ubicada la Villa Imperial de Potosí. La capital del departamento del mismo nombre, es la segunda mas alta del mundo (la primera es El Alto en La Paz) y es patrimonio cultural de la humanidad de la UNESCO. Potosí es una ciudad con una historia brutal y al mismo tiempo cautivadora. El presente no me ha parecido tan ilusionante. Espero que el futuro lo sea.
El Cerro Rico proveía la plata con que se sostenía el Corona Española desde 1.545 hasta el comienzo del siglo diecinueve. Potosí es como pasear por un museo de la historia colonial. Yo diría que es una bofetada a la historia. Las minas las trabajaban, obligados por los colonizadores, indígenas hasta la muerte. Dice la leyenda, que se podría haber construido un puente con la plata extraída de la mina, desde Postosí hasta España (si no, otro con los cadáveres de los indígenas y esclavos que perecieron en la mina durante 300 años).
Antes de la colonización, en la época precolombina, el cerro era conocido y explotado por sus pobladores. Para ellos, además, era un santuario en honor a la Pachamama, correlacionando su existencia con la luna y representada por la plata del cerro.
Por el mes de septiembre de 1.545, había en Potosí más de 170 españoles y 3.000 indios. La inmensa riqueza del Cerro Rico y la intensa explotación a la que lo sometieron los colonizadores hicieron que la ciudad creciera de manera brutal. En 1.625 tenía ya una población de 160.000 habitantes, por encima de Sevilla, Londres o París.
Es en 1.650 cuando las vetas empezaron a agotarse y Potosí entró en un camino cuesta abajo del que no pudo recuperarse jamás. Con la independencia (1825), la población había descendido a 9.000 habitantes. La producción de estaño salvo a Potosí de convertirse en un pueblo fantasma. La explotación se inició durante la primera mitad del siglo XIX. Pero a principios del siglo XX, la sobreproducción hizo que los precios internacionales cayeran, por lo que Potosí volvió a hundirse en la pobreza.
Las visitas a la mina en la actualidad son un atractivo y suponen un ingreso extra a los mineros. Esta organizado por las propias cooperativas que explotan el cerro. No es una visita turística convencional, en entorno, el acceso, las condiciones ambientales, convierten esta visita en una experiencia de primer orden. Artículo sobre una visita a la mina en el que aparece mencionado Jonny.
Lo primero que hacemos es visitar el Mercado Minero. Esto es una serie de pequeñas tiendas en una de las subidas a Cerro Rico. Jonny nos cuenta acerca de los artículos que suelen comprar los mineros. La coca, alcohol de 96º para hacer ofrendas (para beber si llega en caso), dinamita...
Jonny nos explica un poco acerca de estos artículos. Nos enseña a hacer la bola de coca y durante el día ya todos andamos a vueltas mascando la hoja de coca. El alcohol para hacer las ofrendas y la dinamita, compramos de todo un poco y ademas unas bolsas de regalo para los mineros. Estas contienen hojas de coca, cigarrillos y unas bolsas con "jugitos". Esto son como zumos muy azucarados. Las duras condiciones de la mina lo soportan los mineros a base de coca, alcohol y azúcar. Masticar hoja de coca en grandes cantidades les ayuda a mantener el ritmo de trabajo y a engañar al hambre. El alcohol de 96º..... será para olvidar.
Vamos a un local y nos cambiamos. Traje completo con botas y casco. la luz y la batería es algo complicado de poner y tenemos que ayudarnos. Al final "casí" parecemos profesionales.
Vamos a un local y nos cambiamos. Traje completo con botas y casco. la luz y la batería es algo complicado de poner y tenemos que ayudarnos. Al final "casí" parecemos profesionales.
Montamos en el microbús y nos dirigimos al Cerro Rico. Jonny nos cuenta que hoy 15.000 mineros siguen excavando el interior de la montaña a fuerza de dinamita, pico y pala. Están organizados en cooperativas. Los cooperativistas tienen tres categorías, los de primera son como pequeños empresarios, los de segunda son los socios y los de tercera hacen poco más que empujar las vagonetas y descargar el material. Para formar parte de la cooperativa hay que aportar una importante cantidad de dinero. Si no hay suerte, muchos van a la ruina.
Lo primero que me sorprende es la dureza del entorno. Tierra y roca. accesos malos, impropios de una explotación minera de esta envergadura y de su pasado. La sensación es de caos y abandono. La casas sobre la ladera parecen que han crecido desordenadas. Realmente impresiona.
Encontramos unos mineros cargando material en un camión. Pura pala. Las condiciones de trabajo son impresionantes. Estamos en la mina de plata más importante de la historia. Una mina que valió una colonización y a la larga la decandencia del imperio español (la explotación la hacía España, cada vez más endedudada con el coste de la conquista, pero la plata iba a las arcas de banqueros alemanes, Holandeses, el Vaticano, comerciantes de Francia o piratas ingleses).
Ninguna maquinaria ni la más mínima ayuda técnica. Un frágil tablón para descargar el material en el camión. Jonny insta a Álvaro a echarles una mano y este llena una carretilla a golpe de pala. El sol vigila el trabajo y castiga con su mirada. Estamos a 4.300 metros de altitud. Esto mato a los esclavos negros que trajeron de África para paliar la escasez de mano de obra indígena.
En la foto de abajo, dos ejemplo de entrada a las minas, dentro es aún peor. Entramos en la boca de la primera foto. Ni siquiera se puede entrar de pié. Todos nos sorprendemos y preguntamos por estas condiciones. Las minas funcionan bajo régimen de concesión. Cerro Rico pertenece al estado. Anualmente las cooperativas solicitan la explotación. Por sorteo resultan o no adjudicatarios y les toca una mina. No necesariamente la que explotaban el año anterior.
Llegamos a la sala donde está El Tío. Sólo faltaba toparnos con el Diablo. Una estatua vestida con un mar de tiras de confeti en la cabeza. Representa el doble universo de las creencias indígenas y las traídas por los conquistadores.
Encontramos unos mineros cargando material en un camión. Pura pala. Las condiciones de trabajo son impresionantes. Estamos en la mina de plata más importante de la historia. Una mina que valió una colonización y a la larga la decandencia del imperio español (la explotación la hacía España, cada vez más endedudada con el coste de la conquista, pero la plata iba a las arcas de banqueros alemanes, Holandeses, el Vaticano, comerciantes de Francia o piratas ingleses).
En la foto de abajo, dos ejemplo de entrada a las minas, dentro es aún peor. Entramos en la boca de la primera foto. Ni siquiera se puede entrar de pié. Todos nos sorprendemos y preguntamos por estas condiciones. Las minas funcionan bajo régimen de concesión. Cerro Rico pertenece al estado. Anualmente las cooperativas solicitan la explotación. Por sorteo resultan o no adjudicatarios y les toca una mina. No necesariamente la que explotaban el año anterior.
De esta forma nadie invierte en mejorar las condiciones técnicas, solo en extraer la mayor cantidad de material de la forma más rápida posible. Se han minimizado las condiciones de seguridad. Cuando en una de las minas localizan una buena veta, otros cavan sus túneles para ir a tratar de pillar esta veta. Así, todo crece de forma desordenada, sin excesivo control. No hay tiempo que perder. Cerro Rico es un enorme queso gruyere. No hay apuntalamiento en las galerías, los tubos con el aire comprimido por medio de cualquier sitio. No hay iluminación en las galerías. Solo la lampara del casco. Son a veces tan estrechas que casí hay que ir a gatas. Hemos elegido entrar en una galería "fácil". Las entradas difíciles son en 45º y bajando con cuerdas.
La explotación intensiva de la mina, y en las condiciones en las que está se hace están minando poco a poco el cerro. No hay ingenieros que puedan diseñar el trabajo salvaguardando la seguridad de los trabajadores y el propio cerro. Parece que ha perdido algunos metros de altura y que se están produciendo derrumbamientos. Noticia en "Latinoamerica piensa".
Llegamos a la sala donde está El Tío. Sólo faltaba toparnos con el Diablo. Una estatua vestida con un mar de tiras de confeti en la cabeza. Representa el doble universo de las creencias indígenas y las traídas por los conquistadores.
Desde antes de la conquista la cosmogenia andina habla de la tradición de adorar a un ser de las profundidades que, supuestamente, era el esposo de la Madre Tierra (ya mencioné a la Pachamama). Por eso puede verse que en todas sus representaciones su pene esta erecto. En lugares como cuevas o minas él era el ser que podía salvar a la gente o, por el contrario, maldecirla. Por tanto se trataba de contentar al Tío con oraciones y ofrendas. Cuando los españoles conocieron que los nativos rezaban a un ser de las profundidades lo identificaron enseguida con el Diablo. Desde entonces un ser que jamás se había representado en estatuíllas o pinturas se recreó como el Demonio. Para la gente indígena seguían buscando protección de uno de sus dioses, mientras que para los cristianos se trataba de una veneración demoníaca.
Hoy se continúa adorando al Tío, cuyo nombre procede de la inexistencia de la letra “d” en quechua. Y es que ellos lo trataban de castellanizar diciendo Dios y pronunciado Tíos. Con el tiempo se perdió la “s” y al ser de las profundidades se le conoció para siempre como El Tío, mezcla de dios y demonio. Hicimos las ofrendas típicas de los mineros, dar un trago y rociarlo con alcohol, dejar algunos de los objetos que habíamos comprado, y ponerle un cigarro encendido en la boca para fumar. En cada galería hay al menos un Tío. Si es muy larga, habrá más. Es incalculable el número de Tíos que hay en Cerro Rico.
Adjunto un enlace que me ha parecido descriptivos de Cerro Rico. "Un hormiguero humano en las entrañas de Potosí". En verdad, es difícil de imaginar unas condiciones de trabajo tan duras, impuestas por un sistema perverso.
Unos niños, hijos de mineros, se nos acercan con la intención de que les compremos unas piedras. También una señora, creo que se llamaba Manuela. No piden, no insisten. Solo se ponen delante con sus cajas de piedras con estoicismo. En su mirada se ve la herencia de la mina.
Nos hacemos una foto de grupo y Jonny nos explica el uso de la dinamita. Hemos comprado unos cartuchos en el mercado. La compra de la dinamita no esta regulada. Cualquiera puede ir y comprar lo que quiera. Hace explotar un cartucho con la ayuda de Sofia. La explosión, a pesar de estar prevenidos nos sobresalta.
La experiencia de Cerro Rico, su historia y su presente, es uno de esos recuerdos que creo que permanecerá imborrable. De vuelta a Potisí, para comer, pasamos delante del mercado de llamas.
Visitamos el centro histórico y posteriormente la Casa de la Moneda y sus diferentes ambientes, ricos en arquitectura, cultura e historia donde se acuñaron las primeras monedas de plata del Alto Perú. Ahora es solo museo.
Hoy se continúa adorando al Tío, cuyo nombre procede de la inexistencia de la letra “d” en quechua. Y es que ellos lo trataban de castellanizar diciendo Dios y pronunciado Tíos. Con el tiempo se perdió la “s” y al ser de las profundidades se le conoció para siempre como El Tío, mezcla de dios y demonio. Hicimos las ofrendas típicas de los mineros, dar un trago y rociarlo con alcohol, dejar algunos de los objetos que habíamos comprado, y ponerle un cigarro encendido en la boca para fumar. En cada galería hay al menos un Tío. Si es muy larga, habrá más. Es incalculable el número de Tíos que hay en Cerro Rico.
Adjunto un enlace que me ha parecido descriptivos de Cerro Rico. "Un hormiguero humano en las entrañas de Potosí". En verdad, es difícil de imaginar unas condiciones de trabajo tan duras, impuestas por un sistema perverso.
Hasta los animales comparten la dureza del entorno.
Para comer, un sitio muy bonito y también relacionado con la minería. Una antigua factoría de separación y tratado de materiales, reciclado en restaurante. Conserva parte de las máquinas antiguas y la estructura del edificio. Ahora en Potosí, no hay factorías, que podrían dar más trabajo y riqueza, todo el material sale para otros destinos. El restaurante forma parte de los contrastes de Potosí y de Bolivia.
Cerro Rico dominando siempre la vida de Potosí y recordando lo cerca que está el cielo del infierno.
La Casa Nacional de Moneda, fue fundada en 1572 por el virrey Francisco de Toledo. La sorprendente extracción de la plata del Cerro Rico, el crecimiento de la población, la expansión del comercio y el inesperado auge que alcanzó la ciudad de Potosí, creó la necesidad de organizar un centro de acuñación. La visita dura unas dos horas. Es interesante ver el sistema de acuñación de la época y la demostración de la riqueza y pujanza del Potosí de entonces. También las condiciones de vida de los indígenas y esclavos africanos. El guía, un tipo crítico con los poderes establecidos, sobre todo con el cura al que metió mucha caña, y con una voz y forma de hablar única, de radio.
Hay una maqueta del galeón español Nuestra Señora de Atocha. Fue un galeón que formaba parte de la Flota de Indias, fue hundido por un huracán en 1622 frente a las costas de Florida. En 1985 un cazatesoros americano descubrió el galeón. Los tesoros encontrados se han valorado en más de 500 millones de dólares. Reclamado por España y Bolivía, a este país le han devuelto una sola moneda de bajo valor, que esta expuesta en el mismo museo.
En una de las salas, una capilla, se exponen varias momias, algunas de niños, encontradas en la reforma del edificio. Resultaron desagradables para casí todos.
Después de tantas experiencias tomamos un mate de coca y fuimos al mercado. Ya era tarde y había muchos puestos cerrados.
En la calle compramos unos bollos típicos, no recuerdo el nombre. Unos más gordos y otros pequeños redondos, estos últimos estaban más ricos. los más grandes se deshacían en migas haciendo muy difícil compartirlos (deleznables). Damos una vuelta por la ciudad.
La actividad comercial, la vida en la calle es incesante. También nos cruzamos con un ensayo de desfile para la fiesta nacional.
Finalmente y ya agotados cenamos en un restaurante al lado del hotel, justo en la acera de enfrente. La trucha asalmonada exquisita. Cafe pub 4060 (los números son por la altitud a la que se encuentra en metros). En tripadvisor tiene una calificación de excelente.
Ha sido un día muy intenso. Cerro Rico ha sido una lección de historia difícil de olvidar.
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