sábado, 30 de julio de 2016

Día 4. 29 de julio. Sucre/Potosí

Después del intenso día anterior en Sucre, hoy tenemos la mañana hasta que salgamos hacia Potosí para pasear y disfrutar de esta ciudad libremente. Lo primero ir a recoger la figura que compramos ayer. Muy bien envuelta en una caja de un radiocasete aunque un poco grande para mi gusto. Lo malo que vamos a tener que ir con la caja el resto del viaje. Pero bueno, los treinta años de casados no se hacen todos los días. A la salida aproveché para hacer alguna foto matutina.
A las diez dejamos las maletas (para aprovechar y no tener que volver hasta la hora de comer). Y salimos a recorrer, guiados esta vez por Hernán, la ciudad. Saliendo del hotel nos encontramos con el Cónsul de España y dueño del hotel, que nos saludó muy efusivamente, Nos pregunto por nuestra procedencia, ocupaciones y demás. Se interesó en saber si habíamos recorrido el hotel para enseñárnoslo y si, ya lo habíamos visto la mañana anterior. Es un hotel muy bonito, estilo colonial, muy bien restaurado. Con spa y un mirador en la planta superior perfecto. Lo más curioso, hay unas escaleras que llevan a un sótano, un túnel que contiene mazmorras (ahora escaparates de objetos) y una sala para reuniones.

Sucre tiene una red de túneles que conectaban iglesias y edificios administrativos durante la colonia. Muchos se derrumbaron y otros permanecen ocultos guardando diversos misterios. Entre la historia y la leyenda, se habla de los "tapados", tesoros guardados por sus propietarios en túneles, paredes, techos..., para ocultarlos, durante en el periodo de opulencia de las minas de plata. Al reformar alguna casa antigua, algunos se han llevado una grata sorpresa. Esta proyectada la recuperación de estos túneles como atractivo turístico y por la memoria histórica de Sucre.

Entramos en una tienda preciosa, de productos hechos con lana de alpaca, muy bonitos. A la entrada, un impresionante cactus seco. Aquí descubrí que con la madera de los cactus se pueden hacer muebles. Todos los que había en la tienda estaban hechos con esta madera. Fuerte y muy ligera. Los productos, artesanales e indígenas. Se trata de una asociación de artesanos que promueve el comercio justo. se llama Inca Pallay. Su Web. Productos muy bonitos e interesantes.
Visitamos tranquilamente la Plaza 25 de Mayo, alrededor de la cual se encuentran todos los poderes, o los que lo fueron cuando Sucre era la capital constitucional y política de Bolivia. Quedan los edificios, que visitamos ayer.

Luego fuimos al mercado, impresionante. Los colores, la gente, los productos con nombres difíciles de recordar...(aunque ya le hemos ido cogiendo el tranquillo al quechua), Algunos probaron los zumos.
El mercado está dividido por zonas, están las zonas de los zumos, aquí llamados jugos. De las patatas. Carne de res. Los puestos de pollo y aves. Incluso una zona de tartas, monumentales.

Me llamaron la atención unas mujeres acarreando carretillas con tierra de una obra. El gesto serio. En sus rasgos se relata la dureza de la vida cotidiana para estas personas.
Además de los mercados las calles están llenas de puestos de comida y chuches de todos los tipos. En Bolivia no parece fácil pasar hambre.
Paseando llegamos al Parque Bolivar. Había una especie de feria indígena con productos naturales. En la foto de abajo elaboración de chicha (una especie de aguardiente) de forma artesanal.
Callejeando llegamos a la Facultad de Derecho, perteneciente a la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca. Es la más antigua de Bolivia y la sexta de toda América. Su fundación data del 27 de marzo de 1624. En sus aulas nació la doctrina que movió el proceso emancipador de América del Sur, se estudiaron la revolución francesa y la emancipación de los Estados Unidos. Se encuentra en un impresionante edificio. El claustro o patio interior aparece en los billetes de 100 bolivianos. Es precioso.
En Sucre, los negocios están repartidos por calles. La foto de abajo es en la calle de los abogados. Puerta con puerta hay un montón de negocios. Resultaba curioso ver los pequeños despachos con puerta directa a la calle. Mobiliarios algo vetustos.
A la salida nos dividimos, Hernan propuso volver al mercado a probar los chorizos típicos, y nos apuntamos todos los chicos y Lourdes, el resto prefirieron seguir paseando. Quedamos ya en el hotel para comer. En este puesto de la foto nos dimos a los chorizos. Son como especiados, tipo criollos. Muy buenos.
Después del chorizo volvimos a la zona de la universidad y nos encontramos de casualidad con el resto del grupo, que habían visto otras facultades, la de Educación, también con un patio y un árbol muy espectacular y pasaron al lado del Convento de San Felipe Neri (pero estaba cerrado).

Esta foto que parece que estamos esperando una cola, realmente no es así, simplemente nos paramos. Creo que había un cartel, tal vez un mapa de la ciudad (pero una sombra es una sombra).
Así que juntos decidimos tomar una cervecita, no encontramos ningún sitio con cerveza hasta que dimos con el restaurante dónde comimos el día anterior, restaurante La Posada, muy cerca del hotel. Y probamos la terraza. Con sombra genial. Y en una mesa cuadrada que cabíamos los 14¡¡¡¡.
Quedamos en el hotel con el guía local para que nos llevara a comer y se retraso más de veinte minutos, momento en que nos volvimos a encontrar con el cónsul y su mujer. Nos dio otro rato la chapa hasta que se fue en un pick-up a alguna comida de altos vuelos. La verdad es que sabia hacerse cansino este hombre. En la foto de abajo, el momento de espera en el hall del hotel.
Cuando al final llegó el guía nos llevo a un restaurante en la misma cuadra en la calle paralela. Se llama Bibliocafe Classic en la calle Nicolás Ortíz (no hay referencias en la web), comimos muy bien, tenían un buffet de ensaladas que había de todo. Solo con el buffet comía un regimiento, había hasta pasta, y cosas calientes. Pero todos nos tomamos el plato principal. Sandro y yo (soperos de oposición y con carnet) nos tomamos además una sopa de ave muy rica.
Un dato curioso de Bolivia son los vehículos. En general el parque es bastante viejo, bueno realmente aquí también hay contrastes marcado, se mezclan los coches superviejos con todoterrenos y pickups despampanantes. En la foto de abajo se puede ver un colectivo (lo que son los buses de pasajeros). Se puede ver un texto en japonés en el lateral, no es una broma de un aficionado al manga. Hay muchos vehículos importados de Japón, algunos los traen como chatarra. Ganan los Toyota, nuevos y viejos, por goleada. Los arreglan y las cambian de posición el volante. Pueden verse coches con el volante a la izquierda y el cuadro de instrumentos a la derecha (en japón conducen al revés). Me río yo de la ITV. Supervivencia a la boliviana. El gobierno recientemente ha prohibido la importación de coches de más de dos años de antigüedad.
Otro ejemplo de recursos e imaginación boliviana. Lo voy a probar en mi jardín. Un aspersor casero en un parque público. Le voy a pasar la idea a Carmena. Un bote de plástico agujereado unido con cinta aislante a una manguera. Toma ya.
De vuelta al hotel a por las maletas nos presentan a Gonzalo, el médico que nos acompañará hasta Uyuni. Con su caja de medicamentos y su bombona de oxígeno se hizo inseparable y necesario. En este momento empezó por darnos una pastilla de Sorojchi Pills a cada uno para prevenir o paliar el mal de altura.
Como a las tres de la tarde salimos rumbo a la ciudad de Potosí, capital minera de Bolivia. Aquí no tengo palabras. Salimos a las tres y llegamos a las seis. Poco más de tres horas de duración, en un viaje que se hizo duro y cansado. El microbús casí no podía con las cuestas. Aún no he dicho que la carretera es todo de subida y llena de curvas.

Partimos de los 2.810 metros de altitud de Sucre y llegamos a los 4.100 de Potosí. Con calor, 14 en el microbús y sin aire acondicionado. Cuando nos quejábamos ponía el aire y el micro se quedaba clavado y tenia que apagarlo. Nos acercamos al antiplano.

El paisaje cada vez más duro, como sacado de otro planeta. Inhóspito y de atmósfera irreal. Impresionante. Majestuoso. Camino interminable, Calor, sequedad y polvo. Tal vez nos está haciendo efecto el mal de altura.

Llegamos a Potosí. Nos da la bienvenida Jonny, que será nuestro guía en la ciudad y las minas. Tomamos posesión de nuestras habitaciones en el Hostal Colonial Hotel (ver en tripadvisor). Para llegar y poder descargar las maletas es un lío, son calles estrechas y no hay sitio para aparcar. Hay que dejar el microbús a dos manzanas e ir andando con las maletas.

Gonzalo, el médico, está todo el rato pendiente de nosotros, de como estamos y según vaya la cosa nos suministra las pastillas correspondientes. Cenamos en un sitio que se llama restaurante El Fogón (tripadvisor) sin pena ni gloria y nos vamos a descansar. Estamos rotos, cansados, sin aire. Esto si debe de ser el mal de altura, se llama Soroche.

2 comentarios:

  1. En el hotel de Sucre coincidimos con unas superestrellas del pop juvenil latino y todas las fans en la puerta y los de seguridad muy bien uniformados de negro y gafas de sol negras

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  2. Los grupos eran Vi-EM y Alkilados y participaban en Sucre Fest
    https://es-es.fievent.com/e/sucre-fest-julio-2016/3332401

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